Solder, Dragona de la Muerte. |
Solder proviene de la simplificación de Solderveginnasander, dragona de la muerte, la oscuridad y la pestilencia. Aunque la cultura general le ha atribuido un género femenino como deidad, la realidad es que siempre ha reflejado un carácter andrógino y ambivalente en su representación antropomórfica. No obstante, todo el mundo coincide en que su forma original era la de una dragona negra, con la piel cubierta de brea en vez de escamas, cuyo aliento podrido era venenoso y cuya sangre ácida era capaz de fundir hasta el externum. Solder es, a día de hoy, una diosa olvidada, de la que se habla con temor y en voz baja. En sus días de gloria, su mera mención provocaba el pánico y hacía temblar de horror hasta al más dispuesto. Era el fantasma de la noche, que traía la oscuridad a los hogares y las pesadillas a su ensueño; que susurraba en sus mentes e infectaba sus cuerpos.
Su mera existencia, como su objetivo, son un misterio. Contrariamente a los cuatro dragones elementales, que mantienen entre sí un delicado equilibrio; Solder parecía estar hecha sólo para corromper todo aquello con lo que entraba el contacto. La única proeza benigna que se le atribuye es la creación de las dos lunas de Gielver: Angêo, la más grande; y Driemtrem, la más pequeña. Todo lo demás toma un cariz mucho más oscuro. Si había alguna raza o cultura que la venerase, hace tiempo que desapareció con ella. A ella se le atribuye la caída de Coortalis y la maldición fantasma que pesa sobre el Bosque de Coor. Hay quien dice que esta dragona, originalmente, iba a ser tan sólo dueña de la noche y encargada de transportar las almas de los muertos al Vacío; pero que la influencia de éste enloqueció su mente y la volvió perversa.
Símbolo de Solder. |
Por encima de todo, era la enfermedad, el malestar y la sombra de las plagas. Solder era la diosa de la muerte, en todos los sentidos, para todos los seres: marchita absolutamente todo lo que puede. Suyo es el Vacío, y en él ella da forma a sus horripilantes criaturas, que a menudo liberaba por el mundo para que lo asolaran todo a su paso. Esta diosa rara vez tenía un motivo personal para hacer nada, su motivación era siempre buscar el fin de las cosas, ver el mundo marchitarse y morir, engordar cada vez más el Vacío... valga la ironía.
De un modo más trascendental, Solder representaba el sufrimiento, la traición, la enfermedad, la decadencia, la tristeza, la infertilidad y la muerte.
Evidentemente, su relación con los otros dragones era terriblemente mala. Los cuatro dragones elementales fueron engañados, en mayor o menor medida, por ella. A menudo provocaba enfrentamientos entre ellos, sobre todo entre Tharartheresteitz y Giahamervehaial. Cuando Vianhaldragarian lograba curar las plagas que ella contagiaba en sus bosques y criaturas; despertaba el mal humor del dragón del fuego para que los quemara por ella. También se vengó en una ocasión de la dragona de la tierra, vomitando sobre uno de sus más preciados bosques, convirtiéndolo en el pestilente y ácido Pantano de Rohäred.
Repetidamente envenenó los mares y los ríos de Drantaialeltherna, esparciendo enfermedades y destruyendo su vida. Incluso logró aprovechar la oscuridad de los océanos para poblarlos de criaturas abisales terribles, constantemente sedientas de sangre. Por si sus argucias y constantes inquinas fueran poco, Solder amenazó seriamente con asolar todo Gielver en una ocasión; motivo por el cual los dragones de la tierra, el agua y el fuego tomaron la decisión de sellarla en la única oscuridad de la que no podría salir: el propio Vacío. Después de aquello, el equilibrio regresó al mundo, pero desgraciadamente la Sombra de Solder sigue filtrándose a través de los planos y haciendo mella allí donde puede. A pesar de su confinamiento, sigue estando muy presente en Gielver.
Repetidamente envenenó los mares y los ríos de Drantaialeltherna, esparciendo enfermedades y destruyendo su vida. Incluso logró aprovechar la oscuridad de los océanos para poblarlos de criaturas abisales terribles, constantemente sedientas de sangre. Por si sus argucias y constantes inquinas fueran poco, Solder amenazó seriamente con asolar todo Gielver en una ocasión; motivo por el cual los dragones de la tierra, el agua y el fuego tomaron la decisión de sellarla en la única oscuridad de la que no podría salir: el propio Vacío. Después de aquello, el equilibrio regresó al mundo, pero desgraciadamente la Sombra de Solder sigue filtrándose a través de los planos y haciendo mella allí donde puede. A pesar de su confinamiento, sigue estando muy presente en Gielver.
El paso de los milenios ha convertido a Solder en una deidad olvidada, expulsada hace milenios del Panteón de los Antiguos y condenada al damnatio memoriae. Para los antiguos Clanes ésta era una deidad cruel, destructiva y traicionera; cuyos atributos positivos se perdieron en el tiempo; si es que alguna vez tuvo alguno. A pesar de que adorar a esta diosa está prohibido y mal visto en la mayoría de las sociedades; aún hay grupos aislados que realizan rituales perversos y retorcidos sacrificios para contentarla, o para pedir su favor desde el Vacío. No queda ningún templo dedicado a esta diosa en todo Gielver; al menos, que se sepa.
Representación de Solder. |
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