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lunes, 12 de febrero de 2018

Gihaial: Dios del Viento.

Giahamervehaial, Dios Elemental del Viento y la Tormenta.
Gihaial resulta de la reducción del nombre Giahamervehaial, dragón del viento, el cielo y la tormenta. Los viejos escritos coortalianos se refieren a él como una gran sierpe de seis ojos y escamas doradas, en cuya frente se reflejaba el brillo de un topacio amarillo; y cuyas alas ensombrecían naciones al sobrevolar la tierra. Gihaial es la deidad que menos se ha dejado ver ante las razas de Gielver, así que los relatos sobre su apariencia o las formas que suele adoptar varían de una cultura a otra. Todas coinciden, sin embargo, en que a menudo se presentaba en forma de aves parlantes. La mayor representación que tiene este dios es como padre de las tormentas, así que sin duda los rayos y truenos son su firma personal. De hecho, las piedras relámpago surgen del impacto de los rayos sobre la tierra, quedando la energía de éstos atrapada en algunas formaciones rocosas.

A Gihaial se le atribuyen los continuos tifones y huracanes que campan en el Mar del Sur, y que a menudo hacen peligrar las flotas del Archipiélago de Duramar. Se dice que el batir de sus alas provoca las peligrosas tormentas de arena del Desierto de Coortalis, y que su carácter es tan caprichoso como los vientos que lo llevan aquí y allá, sobre la tierra y el mar. Las tormentas eléctricas suelen ser síntoma, según la creencia popular, de su ira... o, incluso, de su alegría. Se sabe que, en la antigua Coortalis, Gihaial era venerado como el dios principal, pues sus corrientes de aire guiaban a los que se atrevían a atravesar el peligroso desierto.
Se dice que los misteriosos magos de las desconocidas Islas Flotantes veneran a Gihaial como único dios, pues es gracias a éste que logran que sus islas leviten en el aire a merced de las corrientes. De hecho, los avistamientos de las Islas Flotantes han coincidido con reapariciones de esta deidad en el desierto de Coortalis.

Símbolo de Gihaial.
El cielo es el territorio de esta deidad, así que suyos son el clima, los vientos y los astros; así como todos los desastres relacionados con ellos. De manera general, el Dios del Viento es el dios de las almas libres y de los inconformistas: a menudo venerado por peregrinos, criminales y artistas. Es especialmente aclamado por los piratas, quienes le ruegan a menudo vientos favorables para sus fechorías. Gihaial representa, en muchos sentidos, la ruptura con las normas y las leyes establecidas; así como con los nuevos descubrimientos y las iniciativas, motivo por el cual muchos viajeros también se encomiendan a él o realizan ofrendas y rezos en su nombre.
De forma más trascendental, Gihaial era el dios del cambio, la libertad, la independencia, el inconformismo, la creatividad y la espontaneidad. En su lado negativo, presentaba un carácter impredecible, voluble, rebelde, irresponsable y caprichoso.

Sus relaciones con los otros dragones eran, en general, escasas. La tendencia independiente de Giahail le mantenía alejado, tanto del contacto con los otros dragones como del resto de razas en general. De hecho, estos contactos eran a menudo tan esporádicos como efímeros. Se conoce su historia con Drantaialeltherna, de la cual siempre estuvo perdidamente enamorado; por lo que trataba de cautivarla constantemente: creó espectaculares tormentas sobre el mar y terribles ventiscas sobre las montañas; de un coletazo salpicó el cielo de estrellas para mandarle mensajes ocultos y señalarle secretos lugares para encontrarse. Su insistencia a menudo chocaba contra el dios Tharartheresteitz, quien lo consideraba irritante, malcriado e indigno de confianza (y por supuesto, de la dragona del agua). Por suerte, la pasividad hacia los problemas de Gihaial siempre fue lo suficientemente fuerte como para evitar buscarse problemas con el dragón del fuego. Quizá por eso no sorprende que fuera el único dragón que no tomara parte en la traición contra Solderveginnasander. Se dice que las estrellas fugaces son las lágrimas que Gihaial derrama al sentirse ignorado por Drantaialeltherna.

El paso de los milenios ha convertido a Gihaial en una deidad humanizada, que forma parte del Panteón de los Antiguos. Para los antiguos Clanes éste era una deidad espontánea, creativa y libre; pero por otro lado resultaba demasiado inestable y caprichosa. Las ofrendas a Gihaial a menudo tienen que ver con la música y el baile, junto con otras artes. El mayor y único templo dedicado a él se encuentra en las ruinas de Coor, y aún lo veneran las tribus del desierto, quienes hablan de un mítico lugar dedicado a él, construido en piedra, que quedó sepultado bajo las tormentas de arena hace demasiados siglos como para poder encontrarlo.

Representación de Gihaial.

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