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martes, 13 de febrero de 2018

Ámphiter: Dios del Tiempo.

Amphiteresenkaaliel, Dragón del Tiempo.

Ámphiter resulta de la simplificación de Amphiteresenkaaliel, ancestral dragón del tiempo y la inmortalidad. Cuentan que sus escamas eran de color blanco opalino salpicado de oropel, y que portaba una enorme piedra de luna en la frente. Las versiones difieren mucho en cuanto a su aspecto dracónico. No obstante, muchas leyendas populares de distintas razas coinciden en las historias del llamado Peregrino Blanco, un viejo caminante que esporádicamente apareció en diferentes puntos de Gielver, vaticinando enormes catástrofes y buscando advertir de las futuras desgracias. Éstas coincidencias también parecen asumir que Ámphiter siempre se expresaba en forma de acertijos y pistas que sus "elegidos" debían resolver.

A Ámphiter se le atribuye la creación del sol y el paso del tiempo. Él es, a la vez, pasado, presente y futuro. Por este motivo es la deidad predilecta de los adivinos y los dedicados al escrutinio del futuro. Se sabe que, antiguamente, hubo una Orden de la Luz originada en Coortalis; la cual adoraba a Ámphiter y seguía una serie de preceptos tan bondadosos como honorables. Esta especie de caballeros cruzados, que luchaba por el bien común y la paz entre naciones, desapareció junto con la Antigua Coortalis.
Símbolo de Ámphiter.

Esta deidad no es sólo adorada por adivinos o cruzados; también representa la sabiduría, el conocimiento y el poder arcano. Muchos magos  y estudiantes de hechicería consideran a Ámphiter su dios principal, la fuente original de todo conocimiento que haya habido, hay y habrá. De hecho, algunos creyentes aspiran a una especie de "iluminación" a  través de la búsqueda del conocimiento, que sea capaz de hacerles alcanzar un estado de existencia atemporal, como es la de este dios.
También es el dios de los maestros y de aquellos que enseñan y se ocupan de que el conocimiento pase de generación en generación.
Ciertamente, Ámphiter siempre ha sido un dios algo "alejado" del pueblo mundano, más concentrado en menesteres más inmediatos, como la comida, el agua, las cosechas, o la guerra. Por ese motivo, muchos consideran éste el dios de los académicos y de los privilegiados, es decir, de los que pueden permitirse el lujo de perder el tiempo en libros y no en asegurar su subsistencia.
De un modo más trascendental, Ámphiter representa la sabiduría, la iluminación, la trascendencia, el tiempo y la inmortalidad.

Su relaciones con los otros dragones son, sorprendentemente, escasas y efímeras. Lo cierto es que las leyendas antiguas hacen parecer a Ámphiter una especie de padre dragón, que tan sólo hacía acto de presencia en su forma original para calmar los enfrentamientos más peligrosos entre el resto de dragones elementales. Sus historias también le hacen creador de las estrellas, lo cual se contradice con las leyendas Coortalianas relativas a Giahamervehaial. En este caso, Ámphiter colocó las estrellas en el cielo como una especie de mapa de relatos, historias y memoria para que el mundo no olvidara el pasado; e incluso, para poder predecir el futuro; y Giahamervehaial sólo se dedicaba a reordenarlas para mandar sus declaraciones románticas a la dragona del agua. Su mejor hazaña fue preveer la destrucción que Solderveginnasander traería consigo al abrir el Vacío sobre el mundo; y explicarles a los dragones del fuego, el agua y la tierra cómo debían confinarla para evitar el desastre. Lo cierto era que el odio de la dragona de la muerte hacia Ámphiter ha sido siempre desmesurado, debido a que éste se dedicaba a preveer, impedir o deshacer todos sus intentos por traer el caos a Gielver. Así que, sobra decir, después de su última intervención, su sed de venganza contra él crece a cada siglo que pasa.

El paso de los milenios ha convertido a Ámphiter en una deidad humanizada, que forma parte del Panteón de los Antiguos. Para los antiguos Clanes ésta era una deidad sabia, comprensiva y hasta cierto punto altruista. Quizá debido a este último punto, no existen grandes templos dedicados a Ámphiter, ya que su deseo tradicional era que no lo adorasen como un dios. No obstante, las culturas parecieron ignorar es hecho con el paso de los milenios, y a día de hoy se pueden encontrar esculturas y altares dedicados a él en las grandes bibliotecas. Sin ir mas lejos, en el hall principal de la Torre de Ish'Barad hay una ostentosa estatua de mármol y oro dedicada a él.

Representación de Ámphiter.

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